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El ductus arterioso persistente o conducto arterioso persistente (CAP) o persistencia del conducto arterioso (PCA) es la persistencia, después de nacer, de la comunicación que habitualmente existe entre el sistema arterial pulmonar y la aorta durante la vida fetal, denominado ductus arteriosus. La causa se desconoce y en el 90 por ciento de los casos se presenta como un defecto único.
Es más frecuente en mujeres, niños prematuros y en infecciones por rubéola materna, no produce casi nunca problemas funcionales al nacer. Se puede detectar por la existencia de un soplo o ruido cardíaco continuo (soplo en maquinaria).
Inicialmente no hay cianosis, pero con el tiempo se desarrolla una enfermedad obstructiva de los vasos pulmonares, lo que produce una inversión del flujo sanguíneo y cianosis. El conducto arterioso persistente debe cerrarse a la edad más temprana posible. El tratamiento de elección es el cateterismo terapéutico que consiste en introducir a través de catéter un dispositivo que ocluya el ductus. En algunas circunstancias, como pacientes prematuros puede ser necesaria una intervención quirúrgica.[1]